En esta oportunidad, continuamos con las ramas que surgieron en los árboles de tangos de todos los tiempos. Esta vez, la grotesca. Y para ejemplificar, qué mejor que uno de los éxitos más grandes de Discépolo, donde el personaje es castigado por la causa de ser bueno… “Chorra”
“Por ser bueno,
Me pusiste a la miseria,
Me dejaste en la palmera
Me afanaste hasta el color”
Con un uso del lunfardo bien marcado, como en palmera (indigencia), afanar (robar), en la primera estrofa, ya le da el carácter humorístico y exagerado. Chorra, palabra que es definida por Gobello como ladrona, deriva de “chorrear” (robar) y del caló “chorear”. Más adelante, en los siguientes versos, aparecen “ganchera”, “afilar”, “ahura”, “botón”, “guarda”, “gil” y “la treinta y tres” que se refiere a una comisaría de Belgrano. Una historia escrita en un tango, completamente graciosa y con la jerga bien chamuyada, casi como un cuento, con comienzo, desarrollo y desenlace. Un personaje que en este caso por la personalidad no es un compadrito, sino un profesor, un comerciante, o cualquier otro de clase media, que ha logrado algo de bienestar gracias al trabajo y sacrificio, ilusionado con el amor:
“Tu silueta fue el anzuelo,
Donde yo me fui a ensartar.”
Sin embargo, cae en la ruina y se culpa en el verso del final:
“Lo que más bronca me da,
¡Es haber sido tan gil!”
Otro personaje que surge además del compadrito y el guapo… es el malevo, pero el de Discépolo ya casi ni lo es, incluso tiene miedo:
“Ayer, de miedo a matar
En vez de pelear,
Me puse a correr…
Me vi a la sombra o finao;
Pensé en no verte y temblé” (Malevaje 1928, Discépolo)
Y para hacerlo bien grotesco, nuevamente el engaño, la mujer que se lo lleva todo, como en Chorra y por supuesto, cuando no queda otra… rezar:
“No me has deja’u ni el pucho en la oreja
De aquel pasa’u malevo y feroz
Ya no me falta pa’ completar
Más que ir a misa e hincarme a rezar” (Malevaje 1928, Discépolo)
En “Patotero Sentimental”, por ejemplo, el vuelo terrible de un guapo…
“Patotero, rey del bailongo
Patotero sentimental,
Escondes bajo tu risa
Muchas ganas de llorar.”
Pero junto con Esta noche me emborracho y Chorra, Malevaje es el que más rompe con el esquema de estos personajes tan machistas e indestructibles, y los viste con un poco de ropa más humana…
Continuando con lo cómico, podemos ver en otros tangos lo completamente opuesto a “Mi noche triste”,donde no se invierten los papeles de la mina y el tipo, sino que ahora en vez de llorar y estar al borde del suicidio porque lo dejaron, el hombre tiene una dosis tremenda de alegría… como ha de ser en “Victoria”:
¡Victoria!
¡Saraca, Victoria!
Pianté de la noria:
¡Se fue mi mujer!
Si me parece mentira
después de seis años
volver a vivir…
Volver a ver mis amigos,
vivir con mama otra vez.
¡Victoria!
¡Cantemos victoria!
Yo estoy en la gloria:
¡Se fue mi mujer!
¡Me saltaron los tapones,
cuando tuve esta mañana
la alegría de no verla más!
Y es que al ver que no la tengo,
corro, salto, voy y vengo,
desatentao…¡Gracias a Dios
que me salvé de andar
toda la vida atao
llevando el bacalao
de la Emulsión de Scott..!
Si no nace el marinero
que me tira la pilota
para hacerme resollar….
yo ya estaba condenao
a morir ensartenao,
como el último infeliz.
¡Victoria!
¡Saraca, victoria!
Pianté de la noria:
¡Se fue mi mujer!
Me da tristeza el panete,
chicato inocente
que se la llevó…
¡Cuando desate el paquete
y manye que se ensartó!
¡Victoria!
¡Cantemos victoria!
Yo estoy en la gloria:
¡Se fue mi mujer!”
Ridículamente, el guapo gana la libertad al ser dejado por la mujer que eligió a otro. Que, por supuesto, es un gil por haberse “ensartado” con ese “paquete”. La expresión “bacalao de la Emulsión de Scott” era una publicidad que daba cuenta de un hombre con un peso gigante sobre la espalda. Si bien da un poquito de bronca esta cosificación de la mujer, no dejemos de tener en cuenta que lo que el autor quiso hacer es, ni más ni menos, ridiculizar a un tipo que no tenía el valor de cortar una relación y prefería la infelicidad con tal de “rebajarse”. Y ni hablar… si vemos la parte en que la libertad es este espectacular complejo de Edipo, de “liberarse” de la esposa para ir corriendo a los brazos de la mamma…
Justamente si hay una letra completamente grotesca, es esta. Es decir, la ridiculización del mismísimo tango, el flaco primero lloraba el desamor, y ahora festeja que lo dejen… Porque siempre es más fácil esperar que el bolonqui lo haga otro/a. Y no me vayan a decir que no está genial cuando querés darle el espiante a alguien, y él o ella te lo da primero… ¡Qué alivio!
De la misma manera, en “Justo el 31” la mujer que el guapo eligió de golpe se vuelve horrible y un peso que se saca de encima cuando lo engaña, es claramente una letra para la risa fácil. No ahonda mucho en sentimientos, sino en lo absurdo:
“Hace cinco días, loco de contento
Vivo en movimiento como un carrusel
Ella que esperaba amurarme el uno
Justo el 31 yo la madrugué
Me contó un vecino que la rubia loca
Cuando vio la pieza sin un alfiler
Se morfó la soga de colgar la ropa
Que fue en el apuro lo que me olvidé
Era un mono loco que encontré en un árbol
Una noche de hambre que me vio pasar
Me tiró un coquito y yo que soy chicato
Me ensarté al oscuro y la llevé al bulín
Sé que entré a la pieza y encendí la vela
Sé que me di vuelta para verla bien
Era tan fulera que la vi y di un grito
Después no me acuerdo, che, yo, me desmayé
¡La gran flauta que era fulera la mina!
¡Mamma mia, espantosa vieja!
La aguanté de pena casi cuatro meses
Entre la cargada de todo el café
Me tiraban nueces mientras me gritaban:
«¡Ahí va, Sarrasani con el chimpancé!»
Menos mal que el Zurdo, que es tipo derecho
Le regó el helecho cuando se iba a alzar
Y la redoblona de amurarme el uno
Justo el 31 se la fui a cortar”
Pero, aun así, pocos tangos están tan bien armados como Chorra, donde describe la biografía de la amada:
“Hoy me entero que tu mama,
noble viuda de un guerrero,
es la chorra de más fama
que ha pisao la treinta y tres.
Y he sabido que el guerrero,
que murió lleno de honor,
ni murió ni fue guerrero
como me engrupiste vos.
Está en cana pronturiado
como agente ‘e la camorra
profesor de cachiporra,
malandrín y estafador.”
Si seguimos recorriendo los tangos más grotescos, también hallamos unos cuantos donde la belleza es un tesoro en la mujer, que puede perderse. Es muy habitual que el deseo del hombre cuando la mujer lo deja sea su perdición, que se convierta en cabaretera, milonguita o que se hunda en la pobreza. Como sucede en Mano a mano (Celedonio Flores),Muñeca brava (Cadícamo), Flor de fango (Contursi), Mano Cruel (Armando Tagini) o Audacia (Celedonio Flores). Aparecen los consejos, el sarcasmo, la moral, y por supuesto la imagen patética de la decadencia. A diferencia de Flores, que es bastante despechado en sus letras, Discépolo llora por la realidad de esta mujer en Esta noche me emborracho: “Yo que sé cuando no aguanto más, al verla, así, rajé, pa’ no llorar” “Este encuentro me ha hecho tanto mal, que, si lo pienso más, termino enveneao”. Es decir que aquí la ruina es compartida.
Pero afortunadamente para cerrar esta columna, invirtiendo el estereotipo de la decadencia física, un poco más de humor y comedia, no con el sarcasmo de la letra de Ivo Pelay tan reconocida en la voz de Tita, “Se Dice de Mí” pero sí con la caricia de la pluma de una gran poetisa, donde ve hundido al hombre que ha amado y que tan bello le parecía, encontramos oro en los versos de Alfonsina Storni, en su poemario Ocre:
“Lo encontré en una esquina de la calle Florida
Más pálido que nunca, distraído como antes,
Dos largos años hubo poseído mi vida…
Lo miré sin sorpresa, jugando con mis guantes.
Y una pregunta mía, estúpida, ligera,
De un reproche tranquilo llenó sus transparentes
Ojos, ya que le dije de liviana manera:
-¿Por qué tienes ahora amarillos los dientes?
Me abandonó. De prisa le vi cruzar la calle
Y con su manga oscura rozar el blanco talle
De alguna vagabunda que andaba por la vía.
Perseguí por un rato su sombrero que huía…
Después fue, ya lejana, una mancha de herrumbre.
Y lo engulló de nuevo la espesa muchedumbre.” (Encuentro, Alfonsina Storni)
Nos encontramos en la última temática a analizar próximamente. Y ¡Que viva el 2×4!