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El ángel de los milagros

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Por Maria Laura Sagardoy, Periodista

El niño Emiliano Enz murió luego de una operación de apendicitis practicada en una clínica de Río Cuarto. La familia denunció a dos médicos por mala praxis. Mientras la causa se tramita en Tribunales, en su pueblo natal creen que escucha sus pedidos y hace milagros.


 

“Yo fui una de las que le pidió un favor. Cuando estaba en una mala situación, al final de mi carrera, fui a verlo, le pedí y me ayudó. Gracias a su milagro pude seguir adelante y terminar. Es un ángel que ayuda desde otro lugar por medio de sus milagros. Siempre estaré agradecida con él y con su mamá, que me permitió conocerlo. Después fuimos con mi marido al cementerio a agradecerle”, cuenta Yesica, profesora de Geografía, cuando habla de Emiliano Enz, a quien no duda en definir como “el ángel que concede milagros”.

El domingo 24 de junio de 2018 Emiliano Enz tenía ocho años. Comenzó a sentirse mal y lo llevaron al hospital de Huinca Renancó. Le diagnosticaron apendicitis y sugirieron llevarlo cuanto antes a Río Cuarto para que lo operaran.  Así lo hizo la familia, que viajó las casi tres horas que separan ambas ciudades. La operación fue exitosa, pero una vez que le dieron el alta, el pequeño murió en sus brazos, a escasos metros de la clínica. Por la extraña situación hay dos médicos imputados por mala praxis en los Tribunales de Río Cuarto.

De tanto que lo extrañarlo, su prima Milena empezó a escribirle cartitas. Se sumaron sus compañeros del colegio y hasta algunos vecinos. Dejaban los escritos sobre la tumba, pero las inclemencias del tiempo las mojaban y se arruinaban. Los padres de su amiga Agostina donaron un buzón de chapa para protegerlas.

“El viernes lo acompañé a salir de la escuela, como iba primero en la fila le tomé su mano, y le dije ‘estás calentito, Emi’. Hacía frío ese día, tenía puesto un gorro azul con un pompón”, cuenta Claudia Tula, su seño de tercer grado en la escuela Hugo Wast de Huinca Renancó. Emi era un niño muy lector, creativo y fanático de los personajes de Cars. Coleccionaba autitos y Transformers creados por él mismo: armaba los brazos con dos lapiceras, un pie con un pedacito de cartón, otro con una pelota y un compás de geometría proyectaba alas por si quería volar. Emi quería ser un superhéroe para ayudar a las personas. Su color preferido era el azul. Había nacido el primero de noviembre de 2009, Día de los Santos Inocentes, en Realicó, La Pampa y creció en  Huinca.

Su mamá, Natalia Maurino, una mujer de tez blanca, cabello rubio ondulado con flequillo y marrones claros, dice que la llegada de Emi fue un milagro: “No podíamos ser padres de manera natural. Hicimos tratamientos de fertilización durante siete años hasta que por fin llegó Camila y dos años después nació Emi”. Tenía 34 años. A los 36 se separó. Para entonces Emi gateaba, pero quería caminar. “Emi se paraba en la puerta y me señalaba hacia afuera, me pedía que lo sacara. Entonces todas las tardecitas, así fuera invierno, tenía que llevarlo de la mano a la esquina”, recuerda Natalia. Cuando fue el egreso de los compañeros de su hijo, la invitaron. Habían agregado su nombre a la invitación junto a la imagen de un angelito.

Natalia no pasa un día sin pensar en su hijo. Extraña especialmente los picnic dominicales entre álamos, juegos, bici senda y locomotoras de tren en desuso en el parque que está en las afueras del pueblo. Emi disfrutaba subir y bajar de esas locomotoras, trepar a los árboles, correr entre los zanjones y esperar que pasara el tren.

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Huinca Renancó está al límite de la provincia de Córdoba. Dos horas y media la separan de Río Cuarto y cinco de Córdoba capital. La localidad tiene como motor la producción agrícola ganadera. No hay fábricas ni industrias y las condiciones de las rutas distan de ser óptimas. Los huinquenses se quejan porque el sur está olvidado: no tienen agua potable y el gas natural sólo llega a tres instituciones educativas. La Cooperativa Eléctrica de Huinca Renancó (CEHR) es la responsable del servicio de distribución de agua, que llega en bidones y camiones. También oficia los sepelios.

Cuando le dio el último adiós, acompañada por una amiga y su pareja de entonces, Natalia observó que en las sábanas blancas donde reposaba el cuerpo de su hijo había restos de madera de piña. Momentos antes ella le había pedido una señal para saber si podía escucharla. Días después una amiga le comentó que ella también había percibido  la piña.

-¿Sabes que significan las piñas? El despertar de la conciencia: Emi era consciente de que estaba dejando el plano terrenal-, le explicó un amigo a Natalia, que no paraba de llorar.

La despedida fue el comienzo de otra historia: la del angelito, el Emi de los milagros.

 “Después de un conflicto que tuve con mi ex pareja por impedimento de contacto con mis hijos, tuve que tomar medidas legales y judiciales en un contexto de pandemia. Los procesos estaban muy lentos, parecía que el tiempo estaba detenido. Fue el peor momento de mi vida, y cuando parecía que no iba a pasar nada, la mamá de Emi me dijo que le rezara. Soy muy escéptico, me he enojado con Dios y le recé. Al otro día me mandó un mensaje el abogado y me dijo que para tal fecha teníamos la mediación. Al poco tiempo, pude volver a estar en contacto con mis hijos”, comenta Juan. Y agrega: “Fue gracias a ese angelito, que me devolvió la fe. Como acto de agradecimiento fui al cementerio, dejé una carta en el buzón y una flor azul en la tumba”, agrega. Los testimonios se suceden y mantienen viva la memoria del pequeño Emiliano, que también tiene su propia calle en Huinca Renancó. La iniciativa fue presentada por el concejal Fernando Portentoso, fue aprobada por unanimidad del cuerpo y avalada por innumerables vecinos que adhirieron con su firma. “Tengo un afecto muy grande por Emiliano y ver la calle con su nombre es muy importante. Estoy agradecido a la familia y a todos los vecinos. Emiliano significa mucho en Huinca, dejó su huella”, dice Portentoso.

El juicio por mala praxis Cuando murió Emiliano, su madre no quería saber nada con denunciar a los médicos que lo atendieron. Fueron sus suegros, una amiga y su ex pareja quienes convencieron a Natalia Maurino de concurrir a los Tribunales de Río Cuarto para denunciar mala praxis. “Cuando me encontré con la madre de la criatura en la cochería la vi totalmente desorientada, no entendía lo que había ocurrido con su hijo”, recuerda Ignacio Fernández Sardina, el abogado de la familia. Una vez formulada la denuncia, el fiscal Daniel Miralles ordenó dos allanamientos y secuestró, entre otros elementos, la historia clínica del pequeño Enz. Dos médicos fueron imputados por mala praxis: Vicente Pablo Liendo y Sebastián Borghi, presuntos responsables de la cirugía y del seguimiento de la evolución del paciente. Emiliano habría fallecido por una gastritis erosiva masiva y el reproche a los galenos es que debieron detectar la infección con un simple conteo de los glóbulos blancos. En el proceso intervinieron dos comités de mala praxis que emitieron dos informes contradictorios, que procuran deslindar la responsabilidad de los médicos en el deceso. En su estudio jurídico, con una biblioteca llena de libros de leyes de fondo y una ventana que da a la calle Alvear, Fernández Sardina explica el estado actual de la causa.

Dr. Ignacio Fernandez Sardina

-La causa tuvo una primera elevación a juicio de parte del fiscal Miralles. Se opusieron los médicos, el juez de control les dio la razón y ordenó seguir investigando. Después salió un sobreseyendo a los médicos pero como no estábamos convencidos, decidimos interponer un recurso de apelación ante la Cámara del Crimen de Primera Nominación. Expresamos agravios y la Cámara, por unanimidad, dejó sin efecto el fallo del juez de control, quedando firme la imputación y procesamiento de los médicos.

 -¿Cuál es el próximo paso?

 -Se integra el tribunal, se cita a las partes para que comparezcan, se fija el término de ofrecimiento de prueba –tienen hasta el quinto día- y, una vez superada la etapa probatoria, admitida o no la prueba y diligenciada, se fija la fecha del juicio oral y público.

 -¿Cuál sería la pena para los imputados si se  los condenan?

-De uno a cinco años de prisión y la inhabilitación por el doble, diez años.

– ¿Qué produjo el deceso a Emiliano según la autopsia?

-Emiliano murió por un paro cardiorrespiratorio, debido a un shock hipovolémico por hemorragia digestiva alta.

-¿Se podría haber evitado?

-Según los médicos la primera medida era hacer análisis. Frente al mal estado clínico del paciente correspondía de mínima un laboratorio. Como iba a estar anémico por la falta de sangre, también requería plaquetas, transfusión y diversos estudios.

-¿Qué expectativa tiene para este juicio?

-Expectativa no. Lo que me gustaría sería un cierre que le de tranquilidad a la madre.

-¿La inhabilitación?    -Sería la condena ejemplar.

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